La reciente presentación de George Harris en el Festival de Viña del Mar dejó mucho que desear. El comediante venezolano, conocido por su estilo de stand-up comedy, no logró conectar con el público chileno, y su actitud cerrada a adaptar su contenido para una audiencia diversa fue evidente.
Desde el inicio de su rutina, Harris mostró contenido muy insípido para un publico chileno, además de una playlist de músicas venezolanas de una generación pasada, lo cual resultó en una desconexión definitiva con el público chileno. Es comprensible que quiera rendir homenaje a sus raíces, pero la elección de canciones que ni siquiera los venezolanos modernos comparten demuestra una falta de consideración hacia la audiencia. Viña del Mar es un festival internacional que atrae a personas de todas las edades y nacionalidades, y presentar un contenido tan específico y desactualizado fue un error garrafal.
Además, su show parecía estar dirigido exclusivamente a un público mayor de 45 años, principalmente venezolanos en el exilio, ya que habla de experiencias de esa Venezuela extinta que muchos no conocieron.
Esto es problemático, ya que Viña del Mar es conocido por su diversidad y por atraer a una audiencia mucho más amplia. Harris no supo leer la sala y adaptar su humor para incluir a todos los presentes, lo que resultó en una experiencia decepcionante para muchos.
La actitud de Harris durante la presentación también dejó mucho que desear. En lugar de tomar los abucheos como una señal para ajustar su rutina, mantuvo una postura defensiva y continuó con su contenido sin cambios. Esta falta de flexibilidad y apertura a la crítica es preocupante, especialmente para un comediante que debería estar acostumbrado a leer y adaptarse a su audiencia.
En resumen, la actuación de George Harris en Viña del Mar fue un desencuentro cultural. Su incapacidad para adaptar su contenido y su actitud cerrada resultaron en una desconexión con el público chileno. Es una lástima que un comediante con tanto potencial no haya sabido aprovechar la oportunidad de conectar con una audiencia internacional y diversa. Esperemos que en futuras presentaciones, Harris aprenda de esta experiencia y se muestre más abierto a adaptar su humor para incluir a todos los presentes.